Inician trabajos en Tzalarón, mercado indígena que conserva el trueque

En la cima de la montaña, a 3.350 metros de altura y luego de sortear la neblina que invisibiliza el paisaje andino, se llega a la comunidad Tzalarón, ubicada en la parroquia Punín, en la provincia de Chimborazo.
Un desvío en la carretera conduce a la plaza de animales más conocida por los comerciantes de la Sierra, y que cobra vida todos los viernes: El mercado de Tzalarón.
Doscientos años atrás “Tzalarón no era legalmente Tzalarón, sino Tamboloma”, menciona Vicente Arias, habitante de la parroquia.
“Mi tío me conversaba que ellos y mis abuelitos hacían caldo de nabito, de col, pelando papitas y habitas, para vender a real, el plato”, menciona.
A sus 61 años de edad, Arias recuerda que la gente pasaba de Cuenca a Ambato con sus trueques o llegaban a descansar; traían esteras, borregos de Guamote, caminaban a Tulcán, Azogues, Loja, y así se desarrollaba el comercio en un sitio que antes era ladera.
El mercado con alrededor de 200 años de vida aún conserva la tradición del trueque entre comuneros. Abre sus puertas a las 08:00. Cada especie tiene su espacio y apenas entran la gente empieza el tira y afloja por el precio.
En ese lugar siempre se negoció animales. Los habitantes de las comunidades sacaban al mercado chanchos, vacas, toros, borregos, gallinas, para vender y obtener dinero, para luego regresar a la casa con plata o víveres para el mes.
Dos siglos después, el comercio sobrevive. El sitio pasó de ladera, a piso de cemento, y los plásticos que servían para resguardar a los negociantes de la lluvia fueron reemplazados por una estructura de metal y zinc.
Pero el tiempo no lo mantendrá así. La infraestructura volverá a cambiar, y su aspecto -luego de tres meses- mejorará para albergar a los actuales comerciantes de harinas, frutas, calzado, ropa, víveres, legumbres, verduras, granos y demás productos que surgieron paralelo a la feria de animales.
El Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (MAGAP), a través de la Coordinación Zonal 3 y el Proyecto Nacional de Innovación Tecnológica Participativa y Productividad Agrícola (PITPPA), invertirá 128 mil dólares, más Impuesto al Valor Agregado, para optimizar el espacio.
La comunidad, por su parte, pondrá la mano de obra, que representa el 15% del costo total de la obra.
David Ingillay, vendedor de productos plásticos, desde los 16 años, espera entusiasmado el fin de los trabajos.
“Vendía al filo de la vereda, pero con esto sería mucho mejor y sería un beneficio para la comunidad, para los vendedores y compradores. A veces cuando llueve se pone carpas, o tapamos con plástico y no se ve bien. Por eso sería mucho mejor cuando quede arregladito”, dijo.
A ese lugar arriban más de mil personas para intercambiar animales y hierbas desde diversos cantones de Chimborazo, Bolívar y Tungurahua.